domingo, 5 de agosto de 2007

DE NOCHES Y NAUFRAGIOS


CEREMONIA


Estancias sombreadas,
miedo al miedo.
Un mosaico de barcos
ateridos.
Se agranda la penumbra,
se contrae
el ensayo de un grito
entre los dedos.






VARIACIÓN


De ti, por ti, la noche
más bailable.
Un canto más tenaz
y discordado.
Me dirijo al umbral
interrogante
donde nunca tu voz será presencia.














RESPUESTA


(Para Hélder Ferreira)


Un árbol ha crecido en tu silencio.
Una pira de noches
y de espadas.
La página del tiempo
se desdobla
en sonidos que imitan
nuestros pasos.
















TRASLACIÓN




Hoy es un rito azul
sin paliativos.
Hoy tengo otra mirada,
otras palabras
para decir los mismos
ajimeces.
Las manos de la tarde
hacen silencios
y nos cercan la piel
de la mirada.









IMPRONTA



A veces duele más tanta distancia
que la presencia inmóvil
de lo cierto.
A veces, cuando casi
ya no llueve,
nos parece reciente
la belleza
que acumulan los dedos
de la tarde.








FALSA ESTATUA


Sentado en tus pupilas muere
el día.
El viento da zancadas
en tu espalda.
Balcones de un incendio,
blanca noche
para pisar silencio
en los caminos.





AUSENCIA



Me miras desde dentro de los lentos
claveles del otoño.
Me cuidas el cabello
con palabras,
con los gestos de miel
que habías aprendido
en las estatuas.





INVENTARIO



El ruido de las alas de la noche.
Descubro cimitarras
en los libros.
El gesto más antiguo
de la ausencia
perdido entre los restos
del banquete.




TENSIÓN




Las horas que resbalan
por el gris de las baldosas.
Por un cielo trufado
de guijarros
se aleja, en su carroza
de suspiros,
un siglo de escafandras
y rosales.
Las horas, adornadas
con sangre de ballesta.
-


LUGAR DE LA VISIÓN



Y desde aquí la nieve
en horas de visita
Visillos enlazados
al pecho de las jaras.
Mañanas cuesta arriba
llenándonos los ojos.
Ventanas de cocina
vigilan
la ausencia de los pájaros.



ESTADO



El viento de la tarde
y las lombrices
que el tiempo nos regala.
Un barco de papel
trae pisadas
de la memoria escrita
por la lluvia.
Descanso de estar triste.
Proyecto una ventana
para verte.

CAMBIO DE ESTACIÓN



Regreso al territorio de las dudas.
Aquí cultivo arpegios y galopes.
Invierno en los armarios.
Los pájaros agitan el paisaje.
Una paloma blanca
estrena el cielo.
La noche se desborda
de los vasos.





GUADARRAMA




Aquí se llama ahora y es
mañana.
Debajo de los puentes
se construyen
las columnas del aire.
Debajo del almendro encanecido,
un baile de silencios,
una rueda
de manos ateridas.
Aquí, desde otro invierno,
los ojos y los dedos
de la sombra.



DIETARIO




Los días de la noche tienen dientes.
Están bajo las camas,
pelusillas
que borrará la lluvia
de otro enero.
Los días de los libros
y las lámparas
me llenan el zaguán
de la memoria.




DIES ILLA



Hay domingos que nos besan
y nos cuidan.
Que llenan nuestro vaso
de licores
cuyo nombre no sabemos.
Hay domingos que se extienden
a lo largo de semanas,
hasta llenar de aliento
el calendario.



PARÁBOLA





Del vientre de la noche
este silencio azul,
esta cascada
de nieve o de palabras
como espuelas.
del vientre de los libros
nace junta
toda la primavera,
como un viaje
que no tiene regreso.





LECTURA


La lluvia y los volcanes.
Orificio que no viene
en los mapas,
por donde los paisajes
se deslizan.
Ocupa este sillón
de mis ojeras
un arisco pirata.
Una galerna
se va extendiendo ahora
por el blanco mantel
del desayuno.



PORTADA




Observo la mentira del crepúsculo.
Vuelvo a pisar el límite
de todas las distancias.
Vigilo la cadencia
de una luz
que olvida su derrota.






PLAN DE FUGA




Ritual de los abrazos,
gestos de soledad
de un mar que crece.
Como encerrar los vientos.
Las mañanas se suceden
a si mismas.
La noche ya no existe.
Los gestos más antiguos
repentizan
caminos sin pisadas.
Niebla y sueño.





ESPACIO



El fuego es un lugar que llena
el horizonte.
Allí donde las manos
crecen y ramifican,
se está poblando
con todos los silencios,
un bosque de lechuzas
y de espasmos.
El fuego es otra dimensión
de los cansancios
que pueblan nuestra piel.




CONSIGNA



Si no estamos aquí, pregunta
por nosotros
a la noche.
Si el viaje nos retiene
y el regreso nos cierra
los caminos,
pregunta a este silencio
que grita
nuestros nombres.





COYUNTURA



Sentado en esta sombra
cultivable,
regreso a mis achaques,
los recodos
donde me crece el musgo
y las adelfas.
Un espejo me grita.
Sentado, tan de espaldas
como siempre.




DIMENSIÓN



La tarde crece y se ahila
como el fulgor tenaz
de la retama.

Insistencia de luces.
Todo el canto es ahora
casi árbol
casi huida.
La piedra nos enseña
sus heridas.



APUNTE



Memoria de amapolas.
territorio de los días
esbozados
en un perfil de sombra.
Acunadora luz
de melodías.
Los gritos se han borrado.
Un calendario lleno
de pisadas.






REITERACIÓN




Y oyes que la noche va despacio
a su rincón de luces
y de ayeres.
Quizá de tus pisadas
sólo queda
un eco que, despacio,
se encierra en otras noches.






ESPEJISMO



Cerrando la penumbra
del ocaso
nos pareció ver barcos
surcando
lentamente
la llanura.





APELACIÓN



Olvido de los ojos.
Geografía
de un llanto contenido.
Las manos también dicen.
Distancia que nos borra
la mirada.




ESQUEMA




Fue como si la noche,
cultivada en macetas,
nos sorprendiera
cogiendo
aquella flor
que nunca habíamos visto.
Fue como si
la oscuridad
en pleno día.



PÁNICO




Como llora la piedra.
Como se estira
y suena
su lamento.
Igual que las pisadas
de la noche,
sonando
por dentro
del cerebro.



VACÍO



Aquí y ahora, cierzo
o muerte en los papeles.
Un tiempo ceniciento
se desliza
por detrás del sonido
de la pluma.
Aquí y ahora,
calma
impregnando el periódico
mañana.


AUSENCIA




Estábamos mirando
los barcos de la noche.
Un viento como harina
nos cubría
la mirada.
Estábamos hablando
con los que solamente
conocen el silencio.

UBI



Allí, donde la lluvia
construye un escenario
vacío de palabras.
Lugar de desencuentros.
Pasillo inaccesible
que conduce
al territorio
del olvido.




HOMENAJE



¡ Qué pequeña la llama
de la noche ¡
La luna incinerando
residuos de un camino
todavía no trazado.
¡ Qué grande la nostalgia!
Y Juan Ramón llorando
porque el barco de sus sueños
no ha podido surcar
esta llanura.


TRATADO



De tu cintura también penden
las estrellas.
El tiempo se aposenta
en tus ojeras.
Las manos de la noche
imitaban
tu cansancio





COMUNICACIÓN



Estábamos allí, donde confluyen
los carros de la noche.
Y la palabra,
como piedra
de ajimez,
se estaba interponiendo
entre nosotros.




(Parquelagos, Enero-Junio, 1996)