domingo, 14 de octubre de 2018

DE NOCHES APILADAS



De los espejos vienen
estos días de alambre,
con miradas torvas
que encadenan las horas.
Y dentro de los años
se nos queda dormida
la cadencia sin tiempo
que maltrata y enciende.
Recorridos de niebla
que disfraza las cosas
y las vuelve de espaldas.
Pero todo es etéreo
todo sigue fluyendo
como el río cansado
de besar tanta orilla.
Los pinares caminan
y también se nos visten
con los trajes de fiesta
de los días no censados.
De cuántas madrugadas
nos queda la memoria,
de los días guardados
en las áreas de silencio,
se construyen los siglos
de la audacia manida.
Madrugadas de pasmo
para la luz doliente.
Marcapasos del tedio
se descuelgan del muro,
como aullidos, las horas.
Miramos desde dentro
de este incendio
palpando con los ojos
la piel de la llanura.
Nos quedan las palabras
y los días sin sueño
para seguir llevando
este camino anclado
en todos los silencios

                       EMILIO