martes, 15 de julio de 2008

DOS SONETOS: DE RITOS Y DE HUIDAS


I


De cuánta soledad se arropa el cielo,
qué lentos los inviernos apilados.
Todo lo que nos nutre y vuelve alados
con voluntad de roca en el deshielo.

Como una aparición, luces cegadas,
recuerdo pertinaz de un viento en celo
por traspasar el límite del velo
que separa las horas incendiadas.

Escala de ceniza, cauce incierto,
por donde las pisadas y los días.
Por donde regresamos del desierto.

Todo lo que construyes o desvías
hacia tu corazón ahora yerto,
se volverá arsenal de fantasías.


II


Acicalando nubes, cimentando
un tiempo de suspiros y de ocasos,
construyes el camino con los pasos
que tu mirada va configurando.

Debajo de las piedras, los fracasos
se quedan a dormir, se van borrando
los signos de la lluvia, desterrando
los residuos del fondo de los vasos.

Caminos interiores y rincones
donde se maceraron versos y despojos,
donde crecen espigas y emociones.

Todo lo que te nutre, y los cerrojos
que guardan tu interior en posiciones
de más seguridad para tus ojos.