miércoles, 9 de abril de 2014

SONIDOS INTERIORES

Toda la noche sonó
                       en las almohadas.
                       Un murmullo de mar
                 que ya no existe
pero ha quedado impreso
                   su sonido
 en todos los rincones
                   de los sueños.
Ese mar  de los días
que vive sin nosotros
 y esconde su murmullo
 detrás de las pisadas.
Las puertas ignoran
 el ritmo de las horas.
Se quedan tan absortas,
                      tan lejanas
que recitan sonidos
 apenas aprendidos.
De peldaños que también
habían tenido melodía.
Memoria pertinaz
de un tiempo                                           
 sin contornos,
de semanas guardadas
en cabases de cartón.
Un cielo construido
con las cintas  guardadas
para jugar al corro la patata.
 Antigua llamarada
    sin calor,
quizá visible solamente
desde el rincón
      de las escuchas.
 Un año se construye
       con residuos
de todos los olvidos.
 Vocablos que tuvieron
                           su momento
 y quedaron parados
       como pájaros
encima de los libros
                         de aquel curso
que nunca había tenido
                         calendario.