viernes, 2 de junio de 2017

PENÚLTIMO CANSANCIO EN SAN LORENZO DEL ESCORIAL




Es tan genuina y personal la poesía de Emilio Rodríguez que, prácticamente, es imposible enclavarla en un Movimiento Poético determinado de nuestra Historia Literaria de los siglos XX-XXI, aunque sin duda la podríamos enclavar, por sus semejanzas, con la llamada POESÍA PURA O POESÍA ESENCIAL. 

Y la podríamos llamar Poesía Pura porque al igual que tal Movimiento derivado de Paul Valéry, Juan Ramón Jiménez y gran parte de la poesía de los componentes de la Generación del 27, la poesía de Emilio Rodríguez se basa en un estilo de poesía desnuda.  Como bien decía Jorge Guillén, figura de esta generación anclado a este tipo de poesía, “poesía pura es todo lo que permanece en el poema, después de haber eliminado, de haberse desnudado de todo lo que no es poesía”. Este estilo de poesía depura la palabra y los poemas describen la belleza absoluta. En E. R. cosas sencillas, como el mar o un paisaje, una ventana, un jardín o un árbol dejan de existir por sí mismas. Las cosas sencillas se transforman en la poesía del E. R. para representar algunas imágenes del mundo interior del poeta. La poesía pura, tal la poesía de E.R. y, concretamente en su libro PENÚLTIMO CANSANCIO, no posee una narrativa directa, no existe en ella una acumulación de adjetivos ni adornos retóricos, dado que su fin es crear una obra desnuda, limpia y exacta 

Y es también Esencialista la Poesía de Emilio Rodríguez, porque al modo de la poesía de Ángel Valente, nos hallamos ante una nueva dimensión de lo poético, ante una nueva manera de trabajar la palabra, partiendo de imágenes abstractas. Emilio R. toma una actitud de escucha ante el signo, actitud aparentemente pasiva por estar basada en la contemplación y en la recepción, y es que la Poesía Esencial, como la de nuestro poeta, está muy vinculada al concepto de METAPOESÍA. 

La experiencia creativa en PENÚLTIMO CANSANCIO se convierte en el tema de sus representaciones. Es decir, la experiencia de crear un poema no comienza con el texto sino antes de su escritura exterior, nace con su gestación.

Esta nueva noción de poesía, más intuitiva y esencial, desafía los límites del lenguaje y del pensamiento y transforma la noción que teníamos de comunicación poética, porque ahora el poeta se convierte en otro lector de su obra sin ejercer un control estricto sobre lo que escribe. Decía A.Valente que “la poesía es, antes de que pueda llegar a ser comunicada, incomunicación, cosa para andar en lo oculto”.

Ni la historia ni el tiempo es, en los poemas de PENÚLTIMO CANSANCIO, una categoría medible linealmente. Lo que le interesa a Emilio Rodríguez es crear vacíos que posibiliten la transformación de un sistema semántico dentro de otro. Diríamos, por tanto, que nuestro poeta crea una ESTÉTICA VISIONARIA, ABSTRACTA, porque en su poesía existe una voluntad de ruptura con respecto a discursos y estéticas convencionales basadas en el recurso de la imitación. En la estética de Emilio Rodríguez -siguiendo a María Zambrano que nos decía que “el existir es ante todo, voluntad de ex istir, de salirse de”-, se puede decir que este existir implica una comunión del signo con lo ausente. 

De tal manera que la POIESIS o fuerza creativa surge de las plurivalencias del signo. Se requiere de un acercamiento contemplativo entre poeta y receptor, por el que el lector esté dispuesto a “ver” con otros ojos las posibilidades de lo poético. Es una aptitud que ve en lo receptivo un “despertar” de lo poético. “Despertar” en el que no es preciso un entendimiento entre poeta y lector, sino sólo es preciso una visión de elementos, aunque a veces sean contradictorios. La poesía de Emilio Rodríguez es un fenómeno de fondo, un sumergirse en lo oscuro, en lo oculto de la significación para captar en profundidad la esencia de lo poético o poiesis, es decir el acto de la creación poética.

LA POESÍA ESENCIAL de Emilio Rodríguez aprieta los símbolos en una sintaxis austera, yo diría a veces mística, donde las figuras literarias de la  elipsis y los anacolutos (rupturas en la construcción sintácticas), dejan un enorme margen a la libertad del lector para escribir su propio proceso de conocimiento, conciencia de sí mismo, del Hombre y del Mundo en general, porque ésta es al fin y al cabo la GRAN FUNCIÓN DE LA POESÍA DE EMILIO RODRIGUEZ, manifiesta también en PENÚLTIMO CANSANCIO, la Función de Conocimiento tanto del creador como del receptor.

Los poemas de este libro, como los del resto de su Obra Poética, son cortos, de tal manera que esa “hondura o cortedad del decir” nos hace pensar en la poesía mística, porque los lenguajes empleados –el místico y el poético- comparten las características de radicalidad, arreferencialidad, iconoclastia, condensación, abstracción y pensamiento paradójico.

Sin lugar a dudas, Emilio Rodríguez es un gran conocedor de las peculiaridades del lenguaje de los místicos, porque al igual que en nuestros universales poetas de la mística, en la poesía de Emilio y en su poemario PENÚLTIMO CANSANCIO, existe una tensión entre EL SILENCIO Y LA PALABRA. El lector debe, ante los poemas de este libro, suspender el conocimiento racional o dejarse llevar por lo que sugieren las palabras. No importa que no tengan un sentido lógico sino que sugieran. Es a través de la sugerencia como se activa la plurisignificación, superando los límites de la comunicación no convencional.

Son múltiples los poemas de este libro en los que prevalecen la preocupación del poeta por el quehacer poético, por el poder de la palabra y su silencio, en definitiva, poemas en los que prevalecen el tema METAPOÉTICO. Mas, centrémonos tan sólo en su poema titulado POÉTICA pg. 54, para deducir lo dicho hasta ahora y marcar que los dos grandes temas de PENÚLTIMO CANSANCIO no son otros que la MUERTE Y EL TIEMPO, siempre de la mano de la SOLEDAD y el SILENCIO, y, al mismo tiempo, indagar qué nos sugiere la palabra CANSANCIO, dado que forma parte del título del libro.


Lectura del poema.

Pero dado que la poesía de Emilio Rodríguez se basa en la que yo llamaría “Estética del Silencio”, es por lo que podemos dar por lícito que lo que el poeta dice vale tanto como lo que no dice. ¿Contiene rasgos significativos existenciales el TÍTULO, e, incluso, rasgos religiosos, como bien podría ser PENÚLTIMA CAÍDA DEL HOMBRE, en alusión a las Caídas de Cristo en su camino ascendente a Calvario? Cada cual, en la libertad infinita que nos ofrece Emilio en su poesía, deduzca el sentido del título del libro, mas yo, como amigo y presentador del poeta, le pido, cuando tome la palabra, nos aclare el sentido último de tan sugerente título PENÚLTIMO CANSANCIO.

De la poesía de Emilio Rodríguez y, en concreto, de su libro PENÚLTIMO CANSACIO, se puede decir tanto que nos llevaría un tiempo prohibitivo para amoldarse a este acto y al respeto y concentración de los asistentes. No obstante, no quiero terminar sin hacer alusión, de manera breve, a tres peculiaridades del libro.

La primera es hacer referencia al PUNTO DE VISTA que adopta el poeta en el libro, porque recorre, sin seguir unas pautas lógicas y convencionales, las tres primeras personal gramaticales del singular YO, TÚ, EL/ELLA, y NOSOTROS, destacando, por mi parte, el punto de vista de la Segunda persona donde el tú adopta la forma alusiva, lo mismo de un interlocutor-lector que la de un Tú interior de la propia Conciencia del poeta, e, incluso de la propia Conciencia del Lector. Y también resaltar que la Primera Persona YO, se hace más manifiesta en PENÚLTIMO CANSANCIO, en los últimos poemas del mismo, a modo de confesión, bien sea catártica, mitridática (purificación moral y prevención del espíritu) o bien la simple confesión de quien intenta compartir con el lector sus vivencias superando lo hermético y esotérico de una poesía esencial, apretada y austera en el desarrollo del lenguaje. Para lo cual me voy a permitir leer uno de los últimos poemas del libro, ESTADO DE SITIO Pg. 72…// de aquella infancia/lenta/que no tuve//.

La segunda peculiaridad que quiero resaltar, hace referencia a la MÉTRICA RÍTMICA DE LOS POEMAS, donde los versos la mayoría de arte menor, heptasílabos y eneasílabos, se encabalgan en encabalgamientos suaves que se nos hacen abruptos por la rapidez rítmicas de los versos, confiriendo al libro, dicha peculiaridad rítmica, el abrazo del paso de un tiempo que a la vez es contemplativo, místico e interior, y, también como la propia vida, es real, fugaz, incesante, aliado de tantos espejismos que inmersos en la niebla, le dificulta al poeta apresar, ver, tanto los recuerdos del pasado, como el incierto y misterioso futuro.

Y, una tercera peculiaridad, con la que termino esta presentación, es destacar de entre los ARCHISEMEMAS o palabras que se repiten y toman relevancia en el libro, caso de las palabras: silencio, viento, soledad, sueño, luz, piel, versos, palabras, niebla, agua, volcán, ventanas, recuerdos y sombras, el ARCHISEMEMA ESQUINAS, porque para el que os habla, tal vez la Palabra Clave del poemario dentro de ese camino del Tiempo hacia la Muerte, como Cosmovisión Central de PENÚLTIMO CANSANCIO. ¿Esquinas del tiempo, para que perdure, nunca termine, y no sea una sorpresa lo por venir? ¿La posibilidad de cambiar los mundos tras las esquinas, el real y el de ficción, el corporal y el humano, el espiritual y el cristiano colmado de fe? ¿Esquinas para recuperar la inocencia de la infancia, escondernos e imaginar nuestros sueños? ¿Esquinas que dañan con sus afilados picos el duelo del camino?

Ahora os dejo ante la voz del poeta, de su poesía, de los poemas de este PENÚLTIMO CANSANCIO, que de seguro os van a fascinar como tantas veces le han fascinado a este presentador, y tal como le dije en nuestra última tertulia, impregnado de la magia del perfume de sus poemas. Perfume mínimo y esencial, suficiente para adormecernos y transportarnos a la región donde el SILENCIO es cómplice de la BELLEZA ABSOLUTA.