lunes, 5 de abril de 2010

PRIMAVERA INTERIOR



I

Como mañana en ciernes, como fuego
que va prendiendo días y rastrojos,
así vemos el tiempo y sus despojos
adentrándose ahora en arco ciego.

Tenemos una torre ante los ojos,
queremos ser pisada como ruego.
Quedarnos en el vértice del juego
mientras siglos se agostan en abrojos.

Venimos de la lluvia, de años francos,
entre volcanes tercos y veloces
hasta la luz criada en los barrancos.

Venimos sin venir y somos voces
que convergen ahora en sueños blancos
o describen la noche con sus roces.

II

Como la voz de abril el prado agita
y clava por su piel parlantes flores,
perviven en tensión estos colores
dibujando otro ser que en mí palpita.

Como se eleva el suelo y sus fulgores,
la voz desde la sangre delimita,
nueva vida levanta, y precipita
otra piel que nos viste de esplendores.

Del árbol la lección sigue constante.
Él duerme y se levanta, reverdece
para ascender en lumbre fulgurante.

Senderos de certeza y sol que crece
por dentro de los ojos, incitante,
la mirada que enciende y no perece.

(Publicado en el cuaderno “PASIÓN EN SALAMANCA” – SEMANA SANTA 2010)