sábado, 23 de abril de 2011

ACANTILADO



Los días son ventanas
con un rincón de luz
cosido a las costillas.
En árboles azules

se acuesta
la mañana,
y las manos del tiempo
van desvelando
el ruido
que la vida produce.
Presiento otros rincones
donde un fulgor
se esconde,
donde las manos lloran
y crecen los suspiros.
Declinación de voces
clavadas en el pecho
de los barcos hundidos.
Y asumo este silencio
que obstruye las distancias,
mientras los montes gritan
y se acuestan las águilas



(28 de Marzo)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Portentoso poema. Más que para leer, sirve para ser y morar los paisajes interiores que sigues construyendo desde la experiencia habitada.
Se me antoja dejar constancia de unos versos tuyos que siguen cautivándome. La melancolía de lo efímero sobre el paisaje imborrable de un hachazo de ingenio sólo pudo parir esta maravilla:
Llovía sobre el mar
y se borraban
las pisadas de los barcos.

Gracias maestro por regalarnos tu creatividad inconmensurable.

Inma BabiaS dijo...

Después de volver a leerte, por primera vez sin papel, y leer el comentario de J. M. -gracias a quien te pude leer antes-, poco me atrevo a decir. Gracias por abrirnos esta ventana.
Me falta conseguir la antología, mis intentos vía correo electrónico a la editorial no han funcionado de momento, pero acabo de dar con la página de la editorial y los teléfonos. Los voy a poner en la entrada sobre el libro, por si facilitan la localización a otras personas.

Gracias de nuevo

Toni Aznar dijo...

La poesía aflora desde las entrañas y se funde en el alma, vehículo transmisor de vida.
Gracias por compartir tu poesía.