Es tan genuina y personal la poesía de Emilio Rodríguez que, prácticamente,
es imposible enclavarla en un Movimiento Poético determinado de nuestra
Historia Literaria de los siglos XX-XXI, aunque sin duda la podríamos enclavar,
por sus semejanzas, con la llamada POESÍA PURA O POESÍA ESENCIAL.
Y la podríamos llamar Poesía Pura porque al igual que tal Movimiento
derivado de Paul Valéry, Juan Ramón Jiménez y gran parte de la poesía de los
componentes de la Generación del 27, la poesía de Emilio Rodríguez se basa en
un estilo de poesía desnuda. Como bien
decía Jorge Guillén, figura de esta generación anclado a este tipo de poesía,
“poesía pura es todo lo que permanece en el poema, después de haber eliminado,
de haberse desnudado de todo lo que no es poesía”. Este estilo de poesía depura
la palabra y los poemas describen la belleza absoluta. En E. R. cosas sencillas,
como el mar o un paisaje, una ventana, un jardín o un árbol dejan de existir
por sí mismas. Las cosas sencillas se transforman en la poesía del E. R. para
representar algunas imágenes del mundo interior del poeta. La poesía pura, tal
la poesía de E.R. y, concretamente en su libro PENÚLTIMO CANSANCIO, no posee una
narrativa directa, no existe en ella una acumulación de adjetivos ni adornos
retóricos, dado que su fin es crear una obra desnuda, limpia y exacta
Y es también Esencialista la
Poesía de Emilio Rodríguez, porque al modo de la poesía de Ángel Valente, nos
hallamos ante una nueva dimensión de lo poético, ante una nueva manera de
trabajar la palabra, partiendo de imágenes abstractas. Emilio R. toma una
actitud de escucha ante el signo, actitud aparentemente pasiva por estar basada
en la contemplación y en la recepción, y es que la Poesía Esencial, como la de nuestro poeta, está muy vinculada
al concepto de METAPOESÍA.
La experiencia creativa en PENÚLTIMO CANSANCIO se convierte en el tema de
sus representaciones. Es decir, la experiencia de crear un poema no comienza
con el texto sino antes de su escritura exterior, nace con su gestación.
Esta nueva noción de poesía, más intuitiva y esencial, desafía los límites
del lenguaje y del pensamiento y transforma la noción que teníamos de
comunicación poética, porque ahora el poeta se convierte en otro lector de su
obra sin ejercer un control estricto sobre lo que escribe. Decía A.Valente que
“la poesía es, antes de que pueda llegar a ser comunicada, incomunicación, cosa
para andar en lo oculto”.
Ni la historia ni el tiempo es, en los poemas de PENÚLTIMO CANSANCIO, una
categoría medible linealmente. Lo que le interesa a Emilio Rodríguez es crear
vacíos que posibiliten la transformación de un sistema semántico dentro de
otro. Diríamos, por tanto, que nuestro poeta crea una ESTÉTICA VISIONARIA,
ABSTRACTA, porque en su poesía existe una voluntad de ruptura con respecto a
discursos y estéticas convencionales basadas en el recurso de la imitación. En
la estética de Emilio Rodríguez -siguiendo a María Zambrano que nos decía que
“el existir es ante todo, voluntad de ex istir, de salirse de”-, se puede decir
que este existir implica una comunión del signo con lo ausente.
De tal manera que la POIESIS o fuerza creativa surge de las plurivalencias
del signo. Se requiere de un acercamiento contemplativo entre poeta y receptor,
por el que el lector esté dispuesto a “ver” con otros ojos las posibilidades de
lo poético. Es una aptitud que ve en lo receptivo un “despertar” de lo poético.
“Despertar” en el que no es preciso un entendimiento entre poeta y lector, sino
sólo es preciso una visión de elementos, aunque a veces sean contradictorios.
La poesía de Emilio Rodríguez es un fenómeno de fondo, un sumergirse en lo oscuro,
en lo oculto de la significación para captar en profundidad la esencia de lo
poético o poiesis, es decir el acto de la creación poética.
LA POESÍA ESENCIAL de Emilio Rodríguez aprieta los símbolos en una sintaxis
austera, yo diría a veces mística, donde las figuras literarias de la elipsis y los anacolutos (rupturas en la
construcción sintácticas), dejan un enorme margen a la libertad del lector para
escribir su propio proceso de conocimiento, conciencia de sí mismo, del Hombre y
del Mundo en general, porque ésta es al fin y al cabo la GRAN FUNCIÓN DE LA
POESÍA DE EMILIO RODRIGUEZ, manifiesta también en PENÚLTIMO CANSANCIO, la
Función de Conocimiento tanto del creador como del receptor.
Los poemas de este libro, como los del resto de su Obra Poética, son
cortos, de tal manera que esa “hondura o cortedad del decir” nos hace pensar en
la poesía mística, porque los lenguajes empleados –el místico y el poético-
comparten las características de radicalidad, arreferencialidad, iconoclastia,
condensación, abstracción y pensamiento paradójico.
Sin lugar a dudas, Emilio Rodríguez es un gran conocedor de las
peculiaridades del lenguaje de los místicos, porque al igual que en nuestros
universales poetas de la mística, en la poesía de Emilio y en su poemario
PENÚLTIMO CANSANCIO, existe una tensión entre EL SILENCIO Y LA PALABRA. El
lector debe, ante los poemas de este libro, suspender el conocimiento racional
o dejarse llevar por lo que sugieren las palabras. No importa que no tengan un
sentido lógico sino que sugieran. Es a través de la sugerencia como se activa
la plurisignificación, superando los límites de la comunicación no
convencional.
Son múltiples los poemas de este libro en los que prevalecen la
preocupación del poeta por el quehacer poético, por el poder de la palabra y su
silencio, en definitiva, poemas en los que prevalecen el tema METAPOÉTICO. Mas,
centrémonos tan sólo en su poema titulado POÉTICA pg. 54, para deducir lo dicho
hasta ahora y marcar que los dos grandes temas de PENÚLTIMO CANSANCIO no son
otros que la MUERTE Y EL TIEMPO, siempre de la mano de la SOLEDAD y el
SILENCIO, y, al mismo tiempo, indagar qué nos sugiere la palabra CANSANCIO,
dado que forma parte del título del libro.
Lectura del poema.
Pero dado que la poesía de Emilio Rodríguez se basa en la que yo llamaría “Estética del Silencio”, es por lo que podemos dar
por lícito que lo que el poeta dice vale
tanto como lo que no dice. ¿Contiene rasgos significativos existenciales el
TÍTULO, e, incluso, rasgos religiosos, como bien podría ser PENÚLTIMA CAÍDA DEL
HOMBRE, en alusión a las Caídas de Cristo en su camino ascendente a Calvario?
Cada cual, en la libertad infinita que nos ofrece Emilio en su poesía, deduzca
el sentido del título del libro, mas yo, como amigo y presentador del poeta, le
pido, cuando tome la palabra, nos aclare el sentido último de tan sugerente
título PENÚLTIMO CANSANCIO.
De la poesía de Emilio Rodríguez y, en concreto, de su libro PENÚLTIMO
CANSACIO, se puede decir tanto que nos llevaría un tiempo prohibitivo para
amoldarse a este acto y al respeto y concentración de los asistentes. No
obstante, no quiero terminar sin hacer alusión, de manera breve, a tres
peculiaridades del libro.
La primera es hacer referencia al PUNTO DE VISTA que adopta el poeta en el libro,
porque recorre, sin seguir unas pautas lógicas y convencionales, las tres
primeras personal gramaticales del singular YO, TÚ, EL/ELLA, y NOSOTROS,
destacando, por mi parte, el punto de vista de la Segunda persona donde el tú
adopta la forma alusiva, lo mismo de un interlocutor-lector que la de un Tú
interior de la propia Conciencia del poeta, e, incluso de la propia Conciencia
del Lector. Y también resaltar que la Primera Persona YO, se hace más
manifiesta en PENÚLTIMO CANSANCIO, en los últimos poemas del mismo, a modo de
confesión, bien sea catártica, mitridática (purificación moral y prevención del
espíritu) o bien la simple confesión de quien intenta compartir con el lector
sus vivencias superando lo hermético y esotérico de una poesía esencial,
apretada y austera en el desarrollo del lenguaje. Para lo cual me voy a
permitir leer uno de los últimos poemas del libro, ESTADO DE SITIO Pg. 72…// de
aquella infancia/lenta/que no tuve//.
La
segunda peculiaridad
que quiero resaltar, hace referencia a la MÉTRICA
RÍTMICA DE LOS POEMAS, donde los versos la mayoría de arte menor,
heptasílabos y eneasílabos, se encabalgan en encabalgamientos suaves que se nos
hacen abruptos por la rapidez rítmicas de los versos, confiriendo al libro,
dicha peculiaridad rítmica, el abrazo del paso de un tiempo que a la vez es
contemplativo, místico e interior, y, también como la propia vida, es real,
fugaz, incesante, aliado de tantos espejismos que inmersos en la niebla, le
dificulta al poeta apresar, ver, tanto los recuerdos del pasado, como el incierto
y misterioso futuro.
Y, una
tercera peculiaridad, con la que termino esta presentación, es destacar de
entre los ARCHISEMEMAS o palabras que
se repiten y toman relevancia en el libro, caso de las palabras: silencio,
viento, soledad, sueño, luz, piel, versos, palabras, niebla, agua, volcán,
ventanas, recuerdos y sombras, el ARCHISEMEMA ESQUINAS, porque para el que
os habla, tal vez la Palabra Clave del poemario dentro de ese camino del Tiempo
hacia la Muerte, como Cosmovisión Central de PENÚLTIMO CANSANCIO. ¿Esquinas del
tiempo, para que perdure, nunca termine, y no sea una sorpresa lo por venir?
¿La posibilidad de cambiar los mundos tras las esquinas, el real y el de
ficción, el corporal y el humano, el espiritual y el cristiano colmado de fe?
¿Esquinas para recuperar la inocencia de la infancia, escondernos e imaginar
nuestros sueños? ¿Esquinas que dañan con sus afilados picos el duelo del camino?
Ahora
os dejo ante la voz del poeta, de su poesía, de los poemas de este PENÚLTIMO
CANSANCIO, que de seguro os van a fascinar como tantas veces le han fascinado a
este presentador, y tal como le dije en nuestra última tertulia, impregnado de
la magia del perfume de sus poemas. Perfume mínimo y esencial, suficiente para
adormecernos y transportarnos a la región donde el SILENCIO es cómplice de la
BELLEZA ABSOLUTA.
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